Saltaba la noticia a primera hora de la mañana en EEUU; ESPN anunciaba que Favre lo dejaba, que se iba para siempre. Desde ese mismo momento, la locura. Como siempre que esta Favre de por medio, llamadas a su manager -“The Bus” Cook- noticias cruzadas, retiradas “For good”, retiradas hasta el verano. Resumiendo, rumores por aquí rumores por allá. Incluso la pagina oficial de la NFL, se marcaba una encuesta sobre si Favre había sido el mejor QB de la Historia.
Pero volviendo al tema central, Favre se retira ¿y ahora qué?. Esa es la pregunta que se hacen muchos aficionados de los Jets y muchos aficionados a la NFL, entre los que estoy. Alguien me puede explicar, si los Jets realmente fueron conscientes de lo que hacían cuando ficharon a Favre el pasado verano a bombo y platillo. Vale que ha pasado de un record negativo a un 9-7 bastante decente esta temporada, pero igual que lo catalogamos como decente podríamos catalogarlo como catatónico, porque estos Jets estaban luchando por tener la semana de “bye” a mes y medio del final de la temporada regular, y en ese medio tiempo hicieron el ridículo mas absoluto. De verdad, desde el Front Office de los Jets el día que contrataron a Favre, ¿pensaron que tenían QB para 3 o 4 años?. Me cuesta creerlo, pero viendo el espesor mental reinante en esa franquicia durante las últimas temporadas es algo que me cuadra.
Todos, desde el más neófito al más veterano, intuíamos que si las cosas no le iban bien a Favre en NY City, se cogía las maletas y se volvía a Missisipi a final de temporada, era algo cantado. Porque Favre fue a los Jets, porque no le quedo otra. Favre quería volver a jugar con los Packers, pero allí no le dejaron; y en su ego creció la idea de devolverles el mal trago jugando en los Vikings, junto a Peterson. Ese era el deseo de Favre, volver a Green Bay vestido de púrpura y demostrarle a su antiguo presidente y General Manager, que la afición y el no estaban equivocados. Pero claro, el Front Office de los Packers no lo iba a permitir, de la misma forma que no iba a permitir a Favre vestir los colores de otro equipo de la NFC que pudiera cruzarse con ellos en los PlayOffs. Por eso, lo “desterraron” a NY. Bonita ciudad, nº 1 del mercado americano, ciudad que busca una estrella que resalte sobre el firmamento del deporte profesional americano y un buen sitio donde pasar tus últimos días como jugador profesional. Demasiado bonito para ser verdad.
Y al final fue así, un sueño bonito del que despertó uno de los mejores QB de la Historia de la NFL. Pero el sueño bonito se convirtió en pesadilla y el que un año antes se fue dejando su impronta de héroe, recuperando la tundra de hielo para la NFL, haciendo soñar a un país y a una afición con una SuperBowl (entre los Patriots y los Packers que reventara audímetros) se va un año después: “solo” por la puerta del Giants Stadium, con un año de penas y glorias al mismo porcentaje, y sin la vitola maestrante que dejo en medio del infierno helado la 3ª semana de Enero de 2008, cuando cayo antes unos Giants, convertidos después en equipo analíticamente histórico. Esto es el paradigma del fino hilo que separa la gloria del fracaso en la NFL, y Favre lo ha vivido en sus carnes, como en su día los vivió Marino, como en su día los vivió Montana, como en su día lo vivirá el siguiente mito viviente de la NFL. Un deporte que igual que te sube, te baja e igual que te ama te jubila. Ese es el fino hilo, que hace vivir al jugador de Football constantemente en el alambre.
Manu
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